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viernes, 26 de diciembre de 2014

Una vida.

A veces desearía entrar en un sueño profundo en el que sólo estuviera haciendo lo que más me gusta, bailar. Está claro que a todos nos gustaría que nuestros sueños se hicieran realidad uno tras otro. Pero seamos sensatos, eso no ocurre por sí solo, pero sí si te esfuerzas por conseguirlos. Nadie te va a venir y te va a dar todo lo que tú quieras así sin más, ya que en este mundo nadie va a mirar por ti. Encontrarás a personas que compartan tu misma pasión, tu mismo sueño y que harán que el camino sea más llevadero, pero recuerda que si todos queréis la misma meta, a lo mejor no hay sitio para todos. Ahí te das cuenta que sólo dependes de ti para alcanzar tus metas y tus sueños, y que deberás esforzarte al máximo cueste lo que cueste. Y en mi caso, en el mundo de la danza, con más razón; ya que en este mundo todo el que te pueda tirar y hacerte creer durante un mínimo segundo que no vales lo va a hacer, porque no hay sitio para todos y no triunfará el mejor, si no el que más sienta la danza, la música y los sentimientos más profundamente. Ese será el verdadero vencedor. Cuando bailas para vivir, y vives para bailar, eso es pasión. Y yo la tengo grabada en piel y vena.