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sábado, 7 de mayo de 2016

Miedo

¿Y qué pasa cuando tienes la misma duda en la cabeza todo el rato? ¿Me fallarán de nuevo? ¿O no lo harán?
Qué difícil es vivir con un miedo constante que no te deja respirar, que te hace desconfiar del más mínimo detalle por tonto que sea. Qué sensación tan horrible.
Empiezas a pensar y te planteas si la vida es cómo te la han pintado desde pequeñita. Aún me acuerdo cuando mi madre me decía que no me fiara de ningún extraño que había gente muy mala, y que razón tenía... Ay mamá! Si supieras las veces que me he fiado de gente que pensaba que conocía y que ha resultado ser un extraño como tú decías... O de las veces en las que mi hermana me decía que hermana no hay más que una y que es la única que va a estar siempre, que las amigas van y vienen y que no todo es para siempre, que me llevaré decepciones pero que con ellas aprenderé poco a poco a saber como va la vida. Porque así es, lamentablemente, la vida te la construyes a base de palos que te llevas. Porque la primera vez que te fallan duele, duele mucho, pero cuando es una decepción tras otra es cuando te planteas si todo el mundo es así, o es que simplemente he sido yo que he tenido mala suerte con quién me he cruzado en mi camino. Es un cúmulo de sensaciones, todas malas, que te hace volverte desconfiada, incluso insegura diría yo; porque si te han fallado una, dos, tres o incluso más veces, ¿ qué te garantiza que no vayan a hacerlo de nuevo? Al principio tampoco pensabas que lo fuesen a hacer y ¡zas! , no te lo esperabas. Miedo... esa palabra que me atormenta y no me deja dormir tranquila, bueno dormir... vivir, querer...
Qué difícil es vivir una vida que ya te han cambiado a como la tenías en mente. Es tan difícil que cuando parece que todo va perfecto, que nada podría ir mejor, que estás con una persona que es tan perfecta que incluso asusta... Ahí es precisamente cuando vuelve ese miedo. ¿Por qué es todo tan perfecto ahora? ¿Me merezco yo que me esté pasando algo tan bonito? Aunque claro, puede que vuelva a ser una ilusión o una mentira, y vuelvan a fallarme... ¿ O me estoy equivocando? También me han dicho que tengo que volver a confiar, a creer en las personas, que no todo es un túnel negro sin salida, que hay caminos que te llevan a lugares preciosos, como los que te llevan a esa ciudad llamada Roma. Como me encantaría tomar esos caminos... A lo mejor es hora de tomar las riendas de mi vida de una vez, elegir esos caminos a los que yo no veía salida, y tomarlos y descubrir si me llevan a Roma, a París, o a un precipicio. Aunque claro, quién no arriesga, no gana. Y quién pierde sin haberlo intentado, es que ha fracasado en esta vida.
Así que, ¡qué coño! Dejémonos llevar y disfrutemos del momento. Que después de la tormenta siempre viene la calma.

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