Mira, no se lo que me pasa contigo. No se que tienes que haces que me quede tonta mirando al infinito.
No entiendo esa debilidad que tengo hacia a ti. No la entiendo.
Desearía que mi sonrisa no dependiera de ti, de la tuya. Pero así es, y no puedo hacer nada. Te necesito. Y pensé que nunca en la vida iba a decir esto de un chico. Pero, vaya, como cambian las cosas. Así es, te necesito.
Al fin y al cabo, por mucho que al igual que eres un motivo de mi sonrisa, también lo eres de mis lágrimas. Eres el principal motivo por el que me alegro y por el que me deprimo. Como el blanco y el negro. Pero a pesar de todo... necesito tus abrazos, tus besos... tus tonterías, pero desearía que esas cosas no vinieran luego acompañadas por algo desagradable, si no con unas bonitas palabras que me hicieran ver las cosas como de verdad creo que son.
Solo necesito que me digas, que me repitas, todas las cosas que me has dicho ya. Pero no las de ahora, si no las de antes. Todas esas palabras que me encantaban. Porque al fin y al cabo, si aún sigo igual de atontada que al principio es por ti, por tu presencia, por mi recuerdo de esas palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario